Hoy, al ver que Rosario Tijeras llega a las pantallas de los colombianos, siento que nunca vamos a avanzar, que nos mantendremos en lo mismo: no nos cansamos de ver la violencia en Medellín -que el año pasado dejó más de 2.000 asesinados- para continuarla en las pantallas de la tele, como si las balas y los muertos fueran un juego, como si la ciudad no aprendiera las lecciones que paga con sangre y con lágrimas.
Hoy, al ver que Rosario Tijeras llega a las pantallas de los colombianos, siento que nunca vamos a avanzar, que nos mantendremos en lo mismo: no nos cansamos de ver la violencia en Medellín -que el año pasado dejó más de 2.000 asesinados- para continuarla en las pantallas de la tele, como si las balas y los muertos fueran un juego, como si la ciudad no aprendiera las lecciones que paga con sangre y con lágrimas.
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