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Mostrando las entradas de julio, 2010

Palabras sueltas. (Si se prefiere, desahogo)

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Como si la vida fuera más que 24 horas, una familia, unos amigos y un pequeño mundo dentro de otro al que ni siquiera le intuímos su verdadera dimensión. Un juego de nubes para pasar el rato... Y recordar que de vez en cuando hay que mirar al cielo.

Colado en una noche de amigos

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Sentirse un colado en un encuentro de amigos es de las peores sensaciones que puede experimentar cualquier persona. Así me sentí el pasado sábado en La Venta de Dulcinea, en un concierto casi anónimo, sin publicidad, íntimo podría decirse. Igual allá estuve y valió la pena. Esa noche, julio 10 de 2010, Bernardo Quesada se presentó por primera vez en concierto en Medellín. ¿Quién es? Un cantautor tico que le apuesta a los nuevos modelos de distribución de la música, una música que a él le nace no por los criterios del mercado sino por los criterios del sentimiento, de la vivencia, de las historias que despiertan en canciones plenas de significados.   Aquí Bernardo Quesada y Pala Bernardo Quesada es auténtico cantautor, detrás de cada una de sus canciones hay una experiencia, una anécdota, un vivir. Junto a él estuvieron Alejo García y Pala . No se necesitó más que la guitarra y unas copas de vino para que fuera una noche tranquila, una noche melodiosa en compañía de la lluvia,

Tres jornadas de trabajo femeninas.

Aquí les comparto el resultado del taller de fotografía que para los reporteros de Contexto realizó en vacaciones de mitad de año la profesora  Natalia Botero Oliver. Muchas gracias a Miriam, María Elvira y Stella por permitirme acompañarlas en sus jornadas de trabajo femeninas. Cualquier sugerencia será bien recibida. La calidad de las imágenes la veo un poco baja, disculparán pero apenas estoy aprendiendo sobre el slideshare. (En Menu, "view fullscreen" pueden dar clic para que la vean pantalla completa). Tres jornadas de trabajo femeninas.

Conciencia fatal

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Aquí no se necesita mucho para caer al suelo, herido, sangrando . Aquí no se necesita mucho para perder la vida de a pocos  o en un instante. Aquí los pasos de la muerte son inminentes, aquí se respira la tensa calma, la inquietud de no saber qué sucederá luego... Con la vida. Muchos dicen que todo va mejor, un buen amigo con más años que yo me dijo que no conozco cómo era Medellín cuando él estaba joven -hace más o menos 20 años-, tiene razón. Yo no conocí su Medellín y sólo juzgo lo que veo: miedo, incertidumbre, sensación de saber que esta ciudad se debate entre el orden que se quiere mostrar al mundo y el caos de unos poderes enquistados que no ha habido tiempo, armas ni palabras para borrarlos. ¿Por qué? Levantar presuntas razones al aire sería cuando menos irresponsable, pero soy de los que cree que todo se debe a una mezcla de necesidades básicas insatisfechas, ansias de status social por la vía violenta,  mentalidades sociales y estereotipos que se repiten como en un eterno