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Mostrando las entradas de enero, 2012

Los amantes

A mis vecinos, y su concierto nocturno. Los amantes duermen, entre el silencio y la oscuridad, húmedos aún del festín de los cuerpos. Desnudos y separados, cansados después del amor. Ya pasó. Fue fugaz. Agitación, rechinar de cama mal aceitada, gritos que hieren la noche y crispan a los vecinos que anhelan su pasado –otros su futuro–. “¡Amor, regálamelo!”. Ella es la única que grita. Él permanece en el mutismo, en el ajetreo. Parece que llegó. Parece que llegaron. Sus carcajadas burlan la muerte. Mañana despertarán temprano, cerrarán la ventana. Pondrán en orden la casa e irán a trabajar. Vestidos de uniforme, con su lonchera de almuerzo, tomarán el bus. Antes se darán un beso y hasta la noche, donde ya no habrá sexo. Juegan a ser amantes, para salvarse del tedio.

Tres en tres

No tendré tiempo para pulirlas. Y no quiero dejar que se pudran. Aunque igual daría ponerlas hoy o en tres años. Sé que son de las cosas que vivimos todos los días, y no perderán vigencia. 1.Muero de a pocos. Mi mierda ya no tiene olor, mi aliento pierde frescura y cada vez es más difícil lavarme los dientes. Todo el día van conmigo minúsculas lagañas que mis ojos -venidos a menos- no alcanzan a ver bien. Comienza a impregnarse en mí el olor de la naftalina, el olor de virgen de iglesia que trato de evitar, que intento ocultar, que olvido porque mi sensibilidad ante los olores ya es mínima. "No te vistás con esos trapos", dice mi nieta. Me aferro al traje del pasado: nunca imaginé envejecer, menos en soledad. Hay días que, de sudadera  gris y camiseta blanca, me lleno de energía y voy a la gimnasia. Ya no bailo para seducir, me dijeron que era muy bueno para las articulaciones y para la artritis que me aqueja. No hay recuerdos que logren calmarme la angustia que me traen

El japonés del piano

Huyó del mundo atroz que le había tocado en suerte: más de 300 mil suicidios en los últimos 10 años eran la muestra de una sociedad enferma o, al menos, desviada. Cambió el trabajo asfixiante y la producción obsesiva por los viajes y el piano. Luego de pasar por más de 30 países arribó, en 2007, a Medellín. No tardaron en aparecer periodistas y conciertos: un pianista japonés no pasaba desapercibido en la ciudad. Masahiro Saigusa era su nombre y era oriundo de Yokohama. Le vi una vez, practicaba en un piano Steinway & Sons del Teatro Pablo Tobón Uribe. La convicción de trabajar para vivir –y no al revés como obran algunos– lo condujo a un apacible municipio del suroeste de Antioquia, donde vivió de dar clases de su idioma natal. Nunca más supe de él, pero las cifras publicadas esta semana por la Agencia Nacional de la Policía de Japón me lo recordaron. Los nipones informaron al mundo que las tasas de suicidio redujeron a sus niveles más bajos desde 2002: 30.513 perso

Geopolítica de los cuerpos

-Yo quiero estar al norte, allá donde vos estás. -Yo quiero estar al sur, cerca, muy cerca de tus instintos y lejos de tu razón.

Breve perfil (puede convertirse, en cualquier momento, en autorretrato)

Su rostro envejeció muy pronto. En un año su mirada perdió brillo, sus cachetes forma y su cuerpo firmeza. "Estoy cansada, tanto que ni me alcanzan las energías para el sexo". Cambió la voz chillona, los ímpetus de colegiala virgen y de universitaria experimentada. Le teme a ser quien era: "cambiaron mis prioridades", dice y con ello borra de un plumazo sus sueños de viajar, de escribir, de irse lejos. Antes desprendida, hoy aferrada a su novio -a quien le gustan las palabras que denotan compromiso ante la sociedad- y a sus padres, "ellos no me van a durar toda la vida". Perdió sus fuerzas y lo poco que le quedaba de memoria. ¿Último libro leído por gusto?"Siguiente pregunta", ¿última linea escrita por afición? "Siguiente pregunta". "Quería escribir, ser periodista, estar en las calles. En estos días pensaba que todavía puedo escribir... De mercadeo". Hay que acomodar los sueños cuando uno cambia la vida. Quiere familia y des