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Mostrando las entradas de agosto, 2011

Oficios Femeninos

Open publication - Free publishing - More fotografia Este trabajo fue el resultado de un taller de fotografía dictado por la profesora Natalia Botero para los reporteros y engomados del periódico Contexto de la UPB. Un buen recuerdo, ahora que vamos de despedida del pregrado.

La vida es como el UNO (y quedan faltando detalles)*

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La vida es como el Uno porque no es del todo azar ni del todo certeza. A algunos les duele porque no tienen el poder en sus manos y no pueden controlarlo, otros desesperan porque no lo entienden y no tienen con qué enfrentarlo. La vida es como el Uno porque las cartas cambian de mano, de dueño, y lo que no supiste manejar otro le encuentra la forma, le saca el provecho y el mayor goce. La vida es como el Uno porque solo lo juegas y disfrutas con los otros, porque ponés las reglas y algunos disfrutan rompiéndolas y otros obedeciéndolas "juiciosa" y obcecadamente. La vida es como el Uno porque siempre habrá sumas que sentirás como fardos que luego entenderás, ceros que te llenan de vacío (que te recuerdan que lo seguro es solo apariencia) y sietes -y como ésta todas las nuevas reglas que lleguen- en las que pactás con el otro, en tratos desiguales, porque uno en la vida, si no quiere sufrir tanto, debe dar sin esperar nada a cambio, y debe jugarse sin reprocidades y sin pens

Un pensamiento fugaz.

Así como llegaron se pueden ir, así como vinieron se despedirán. Así son las palabras de caprichosas; así son las palabras, muy putas y muy hermosas.

Tres escritos en un día como ayer

1. Hoy he visto pasar a todos los que he sido. A los que en algún momento viví y dejé atrás. Me recordaron que ha pasado el tiempo, que ya fui muchos y no sé donde se fueron. Hoy, no sé quién soy, tampoco quiénes me esperan para que los viva. ¿Importa para algo saberlo? Desde chicos nos regalaron un completo juego de máscaras, de personajes por ser. Desde chicos nos dieron roles, con la libertad de elegir cuál de ellos protagonizar. 2. No devuelve, dice el letrero del bus. Camino, inseguro, casi a tientas, dudando si serán pasos perdidos, si tendré que andar un camino doble, si no es mejor darlo por sentado. Mientras camino reconozco mi terquedad creyendo -tontamente- que me llevará a un buen fin. Mienten. Valió la pena. No importa que otro día realmente no devuelva: llevar la contraria -con o sin sentido- produce un grato placer y, mucha veces, un saboreado sentimiento de orfandad no siempre placentero. 3. Se paró con sus tenis rojos en el punto exacto donde creyó que se