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Mostrando las entradas de mayo, 2013

Incendian otro bus por el corregimiento El Granero de Toledo, Antioquia.

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Volverán a salir de detrás de estos montes. Lo harán sin previo aviso. Alguien les avisará desde el pueblo, en Toledo, que ya va subiendo el bus para Medellín y ellos impedirán su avance en El Granero, a menos de media hora entre verdes yermos y otros más oscuros de tomateras de árbol que están en la margen izquierda del camino. Así son las cosas en el Norte de Antioquia, ayer un carro más incendiado. Hace quince días quemaron otro, y hace un mes que pasé por ese camino habían quemado otros dos con intervalos similares de una semana. Quieren hacerse notar, recordarle a la gente que están allí y que no se irán. Nada cambiará. En cambio, para algunos la vida se transforma definitivamente. Una mujer en el pueblo, a la que bajaron del bus que iba para Medellín hace un mes, dice que su hijo no quiere volver a la capital. El sonido ensordecedor de un carro explotando lo atemorizó, a tal punto, que no quiere repetir esa experiencia. Todo este barullo será mañana u

Mi cubrimiento de la canonización de la Madre Laura

Porque sé que el Twitter es fugaz, esa es su naturaleza, y porque no quiero que se pierda este trabajo que hice, comparto en mi blog el cubrimiento que hice de la canonización de la Madre Laura en Belencito, Comuna 13, Medellín. Cumplí mi meta de aguantar la vigilia completa. En total fueron 45 tuits, entre las 7:30 p.m. del sábado 11 de mayo y las 4:52 a.m. del domingo 12 de mayo. Aquí se los dejo: En San Javier, a 10 min. del santuario de #SantaLaura el ambiente es el de un sábado rumbero, cotidiano #Medellín twitter.com/carlosmariocan… — Carlos M Cano Rpo (@carlosmariocano) 12 de mayo de 2013 #SantaLaura no hizo el milagro a vendedores religiosos en su santuario.En el día aquí regalaron sus estampas twitter.com/carlosmariocan… — Carlos M Cano Rpo (@carlosmariocano) 12 de mayo de 2013 @ misojitos no, en #Belencito #Medellín donde reposan los restos de #santalaura y hay un barullo lejano al fervor, mucha ansiedad por aquí — Carlos M Cano Rpo (@carlosmariocano

Mil pitos a favor de las mujeres en Antioquia

Los jueces lo utilizan a diario en millones de campos de juego para impartir orden y las mujeres en Antioquia lo aprendieron a usar contra la violencia intrafamiliar y de género de la que son víctimas. Un simple silbato ha logrado evitar que golpeen a las mujeres en los campos de Antioquia, en las calles de Medellín, en los cuartos de sus hogares que dejan de ser refugio para convertirse en cárcel. Ya probó su efectividad. Rocío Pineda, secretaria de equidad de género de la Gobernación y reconocida defensora de la mujer, lo ha usado en cinco episodios de violencia de género que ha presenciado en las calles y no se ha rajado. El ruido ensordecedor los distrae de la pelea y los disuade de los golpes.   Incluso se conoce el caso de una adolescente a la que salvó de ser violada en el baño del colegio por parte de sus compañeros de clase. Su uso es sencillo y recomendable: guarde en la cosmetiquera, o en algo que siempre lleve con usted, un silbato –sirven hasta los de

Declaratoria de supervivencia (ya es asunto del pasado)

-¿Cuál es su nombre? -Margarita Restrepo. Un escalofrío le subió por la espalda a la despachadora de los jubilados, quien atiende a esos que cada tres meses se reúnen en un salón amplio y lleno de sillas a certificar que están vivos. A recibir una liquidación y a firmar la supervivencia porque llega una época en la que no se vive -sino que se sobrevive- y eso hay que demostrárselo al mundo. La despachadora entendió que no era un espectro. -¿Cómo así?, ¿se murió Margarita Restrepo? Dijo su homónima, dos años más joven. -¿Usted la conoció? -Claro, como era de animada. Siempre nos llegaban trocados los papeles a la clínica. El encuentro cada tres meses es la oportunidad de tomar tinto y hablar de la vida, de las compañeras y compañeros, de la placidez y tranquilidad que les tocó en suerte. Del goce que ahora tienen que certificar.  Con los años los jubilados miran a su alrededor y observan con angustia o con indiferencia, según se vea la muerte, que están solos, que los am

Mujeres anónimas y heroicas en Antioquia

Ellas viven en lugares que muchos antioqueños no conocen o solo recuerdan de oídas cuando llegan a los titulares de las noticias por hostigamientos, droga, asesinatos atroces y –en general– por   los males del conflicto que nunca vienen solos. No anhelan portadas de revistas famosas, y hacen su trabajo en silencio, humildemente. La de ellas es una lucha anónima que enfrenta al machismo que aún impera en sus tierras y que -muchas veces- va de la mano de moralismos y de camándula que se suben a los púlpitos y bajan en forma de sermones. Son dueñas de sus cuerpos, de sus mentes y de sus sueños. Ayudan a que las demás abran los ojos y dejen a sus esposos que les dan mala vida; impulsan a fuerza de terquedad y valiéndose de su saber, la idea de que las mujeres pueden -y están en la obligación- de vivir mejor. Claudia Martínez es una de ellas: jueza de Briceño alterna su profesión con el oficio de ser mamá. En su juzgado tiene juguetes y una mesa rosa para sentar a su