No temas ni en tu mente ni en tu cuerpo.
Los monstruos los crearon otros, y tú te encargas de alimentarlos. Invítalos a tu mesa, escúchalos, dales posada por máximo 3 noches, que vienen cansados de otros viajes, pero no te quedes con ellos.
Que no tema tu cuerpo sentir la máxima alegría y el más hondo dolor. Que no tema mi mano escribir lo que cree y siente sin velos: entre más desnudas las ideas y sentimientos que comparto con los otros, será mayor mi tranquilidad.
El miedo con los otros se reduce con las normas y los acuerdos. El miedo interior con el "nosce te ipsum". Entre más pura la palabra, y más certera su expresión, más cerca estará la correspondencia entre interpretación y realidad.
No temas. Nada. Que la vida es una e incluye todo. Agradece las bendiciones, acepta los malos tiempos y circunstancias: todo está incluido en el mismo viaje, del que no saldremos vivos.
Temor, tal vez a un hijo, porque los pañales y la leche están muy caros.
De resto, ni a la muerte: nuestra única certeza.
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