No hay llegada ni punto de partida.
Si esta vida es un viaje no sabemos si lo que damos es un adiós o una bienvenida.
Desde antes de nacer venimos en tránsito, como si quisiera reiterarnos esa inquietud persitente que nos llama al descubrir diario, a perder las referencias del tiempo y del espacio.
A ganar solamente las experiencias, las frágiles y momentáneas que conforman la existencia.
Si esta vida es un viaje no sabemos si lo que damos es un adiós o una bienvenida.
Desde antes de nacer venimos en tránsito, como si quisiera reiterarnos esa inquietud persitente que nos llama al descubrir diario, a perder las referencias del tiempo y del espacio.
A ganar solamente las experiencias, las frágiles y momentáneas que conforman la existencia.
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