Gratitud y celebración. Junio 9 de 2011.

 Foto de Laura Flórez García.

Eucaristía de acción de gracias. UPB. 9 de junio de 2011. 

Señora Érika Jaillier Castrillón, decana de la Escuela de Ciencias Sociales.
Señor Juan Fernando Muñoz, director Facultad de Comunicación Social.
Señor Pedro Bernal, director Facultad de Publicidad.
Señora Blanca Escobar, directora Facultad de Psicología.
Señora Luz Ángela Giraldo, directora Facultad de Trabajo Social.
Señor José Fernando Montoya, Jefe de la Oficina de Egresados
Respetados profesores.
Estimados padres de familia, amigas y amigos. Y Laura por supuesto.
Queridos compañeros.

Dar gracias es mucho más que un acto. Es más bien una actitud, como aquel que honra su pensamiento y actúa en consecuencia. Agradezco a mi familia por ayudarme a construir mi carácter, a la escuela por enseñarme el valor de los amigos, y a la Universidad por brindarme alas para pensarme autónomo –diferente a autosuficiente– y mayor de edad, no precisamente por la cédula, las rumbas y el sexo, sino recordando a Kant.

Así, este acto y palabras son solo el principio de mi gratitud, que se construye y destruye a diario en el enfrentamiento con la realidad y la vida cotidiana, conscientes siempre de que la universidad fue lo que quisimos que fuera de ella, porque se prestó, dócil y silenciosa, a que nos la apropiásemos como mejor pudimos, como mejor quisimos, como nos dio la gana. Porque nunca cuestionará, sabe ella que lo no aprendido correctamente lo cobrará la vida, no la academia, y que la formación es un gusto, no una obligación.

Más que a edificios inamovibles o a instituciones de siglos de tradición, yo doy gracias por las personas que me encontré en este camino, las únicas que me ayudan a dotar de sentido la existencia: los maestros que se convirtieron en amigos, consejeros y guías; los compañeros de trasnochos, rabias y encuentros; las familias, novias y novios que estuvieron apoyándonos en nuestro crecimiento como seres humanos y profesionales, porque la formación integral es mucho más que un lema, tiene que ser una visión humanista la que guíe nuestro andar profesional.

Ser agradecido es recordar de dónde vienes, es pensarte humano, limitado y en construcción: saber que el otro me ayudó a llegar donde quería y que, sin su ayuda, hubiera sido imposible alcanzar mis propias metas.

Ser agradecido es reconocerse privilegiado en Colombia y ayudar con nuestra formación no solo a mitigar el hambre o la desesperanza, sino esencialmente a contribuir en la reducción de los niveles de inequidad. No es salvar el mundo, es reconocer que desde que comenzó a andar va mal y que, si no colaboramos, va a ir aún peor.

No concibo un comunicador, un publicista, un trabajador social o un psicólogo dedicado solo a sus intereses particulares, no en vano el mismo apellido de nuestras profesiones es social. ¿Entonces cuál es nuestro compromiso? No es uno diferente al que tiene el ser humano con sí mismo: ser coherente entre lo que se piensa y lo que se vive, entre teoría y realidad, entre razón y pasión.

En lo personal creo que nuestro compromiso es humilde pero significativo: con nuestra labor, sea cual sea, debemos ayudar a dar luz donde hubo tinieblas, a tender puentes donde antes solo había incomprensión. Y no es hablar por hablar, ni generar más ruido del que ya cargamos a diario, es saber hablar y saber callar cuando sea necesario.

¿Cuáles serán los instrumentos para tender los puentes?, ¿cuáles las herramientas indicadas para llegarle a las personas? Ni mentiras, ni ilusiones, ni esperanzas infundadas. La voz dulce es un engaño si dentro trae veneno, si no es real la esperanza, si no hay oportunidades que le abran los ojos y el corazón a la gente.

Recuerden que somos artes, transdisciplinas, y que vinimos a la Universidad a aprender de humildad durante cinco años. Hoy, siéntanse orgullosos de lo que próximamente cosecharán, pero recuerden que –si se sienten encumbrados– no podrán acercarse a la gente con la candidez de un vendedor ambulante, de un taxista, de un escobita. Cartones, condecoraciones y honores no son medida de humanidad. A lo sumo, de esfuerzo académico: lo que vale es lo vivido.

Así, ni estoy en deuda, ni me lleno de vano orgullo, ni me alejo de los que amo. Gratitud es y será compromiso conmigo mismo de honrar mi formación, mi aprendizaje, lo que he construido –que es diferente para cada uno de nosotros–.

Sin más simulacros parece avecinarse la faceta más larga de la vida, a la que de un tiempo para acá le piden que trabaje y produzca más de lo que se necesita. Llegará entonces la rutina y allí estará la mayor prueba de nuestras pasiones que, solo si soportan ese desgaste cotidiano, podrán llamarse como tales.

Recuerden que no somos jueces y que la vida no es un tribunal, vivan y valoren sus cimas –también las que se escriben con ese–, no se pierdan la oportunidad de amar y, si un día nos equivocamos, volvamos a intentarlo, es lo único que nos puede mantener vivos.

Que la vida les sonría, que los años, las canas y las arrugas les lleguen sin temor. Nada más nos dieron esta oportunidad sobre la tierra y, si ya estamos aquí, la mejor elección es disfrutarla.

Anclen cuando lo sientan necesario pero no se llenen de moho, óxido y basura por miedo a levar anclas y llegar a otros puertos. Eso sí, recuerden a Kavafis con su Ítaca que nos habla de que lo importante es el camino, no el final, que ya todos sabemos cuál es.

La velocidad con la que vivimos se fuga de nuestra comprensión, y cada vez nos hacemos viejos con menos años y sin esperanzas apenas comenzando. No es dramatismo afectado, es angustia de ver un mundo aturdido, sin horizontes, sin referencias, sin historia. Es ver que de ahí provenimos y a ello contribuiremos. ¿Cómo? Está en sus manos que, espero con los años, nunca estén vacías para poder compartir.

Muchas gracias.

Comentarios

Sandra López dijo…
Mi carlillos estuvo divino tu discurso, tienes razón en todo lo que dices y es un gran honor haber estudiado contigo.

Un abrazo!!

Sandra López
Sandris, gracias por tus palabras. La alegría y el honor fue mía al encontrármelos en el camino. Un abrazo.
Charles Miller dijo…
Las palabras exactas. Felicitaciones colega.
Charles Miller dijo…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan D. Villa dijo…
"Cartones, condecoraciones y honores no son medida de humanidad. A lo sumo, de esfuerzo académico: lo que vale es lo vivido."

Hace más de 5 años creímos que la Universidad iba a ser algo diferente, y en parte lo es, pero luego de haber pasado por ella, nos damos cuenta que el sistema, los esfuerzos de unos y la desidia de otros es igual, lo que cambia es simplemente las libertades.

Lo que queda es, y seguirá siendo, lo vivido.

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