La información que llega a nuestras manos diariamente es cada vez mayor, saber elegir la correcta es la tarea. Nada más efímero que la noticia que imprimen los rotativos, que vocean en las emisoras alarmistas como Darío Arizmendi, nada más etéreo que la nota de cincuenta segundos que sale en televisión y la información que revisamos en internet sobre un “trascendental” acontecimiento, sobre la “noticia del siglo”, sobre el coyuntural momento que pasamos y que traerá consecuencias para las próximas generaciones. En la carrera frenética del día a día dicen que lo mejor es estar informado, saber qué sucede en el país y en el mundo... Yo caí en la trampa y cada que puedo tomo un periódico, escucho radio o reviso internet para ver qué es lo que pasa. Pero en últimas, ¿para qué saber lo que pasa si cada cinco minutos cambia?, ¿para qué saber la noticia del día si dura precisamente eso, solamente un día?, ¿para qué atender con suma gravedad el último “y más sonado escándalo” de los últ...
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