Ir al contenido principal

Esperá de mí lo inesperado


 Naturaleza, que todo lo llena.

 No me hace humano el pensamiento, no existo por el hecho de haber pensado. Sólo cuando actúo comienzo a ser alguien para mí mismo y para los demás. Soy el ser que se va revelando y que se intuye, que no tiene una respuesta exacta -si es que hay alguna- para el ¿quién soy? Soy el Nosete Ipsum que se descubre por medio de las acciones y de las palabras -que nacen y me hacen nacer- de cara a mí mismo y a los demás.
Esos demás que están ahí, supuestamente, en la realidad. Esa que no está para contemplarse sino para vivirse. Esa que es la que te motiva a actuar y a la que no podés dejar pasar. Pensala pero de la mano con la experiencia, no busqués causas últimas a las atrocidades de estos días: en la pluralidad te enfrentarás a la realidad de que no hay un principio irrepetible, único ni inmutable.
¿Doloroso no? ¿Pensabas más simple el mundo? Pues no, ahí está el parche en el que nos encontramos, en el que nos sentimos vivos con el otro, el mismísimo lugar que nos separa y nos une: allá es donde nos hacemos visibles, audibles y palpables para los demás. Allá es donde le cambiamos el curso a la historia con nuestras caricias o rencores, con nuestras locuras que se convierten en acontecimiento, nada más.
Detesto que me igualen, que midan mi conducta como si hubiera parámetros universales de lo que está bien o está mal. Soy libre -al menos eso me enseñaron- y por eso no caigo en la trampa de creerme único porque trabajo y gano un sueldo: en el consumo pierdo mi identidad y dejo de ser alguien para convertirme en cifra, en puntos acumulables, en producto de consumo.
Igual, mi libertad es etérea: “Los humanos sólo son libres mientras actúan, nunca antes ni después, porque ser libre y actuar es una y la misma cosa”[1]. Ya estoy pensando gracias a ese argumento mis próximas disculpas: “yo nunca pensé que eso fuera a pasar”, “soy una víctima del azar”.
Mi compromiso es sencillo: pensar por mí mismo. A veces cuesta, a veces preferiría que pensaran por mí, que tomaran decisiones por mí para yo estar tranquilo y presentarme como víctima de los demás. Imposible, sería víctima de mi propia libertad.
Lo único que te pido es que no me transformés en historia, dejame como soy, dejame como estoy, en lo indefinido: en mí hay más de una motivación para lo que hago entonces no me borrés de un plumazo, no me limités que me terminás eliminando, olvidando, convirtiendo en recuerdo no asimilable en el presente continuo que vivís, un presente que te hace olvidar que hubo un pasado que algún día cambió para llegar a lo que llaman el hoy.
Esperá de mí lo inesperado, soy alguien, no algo. No sé a dónde me conducen mis acciones, o mis errores: yo hago nacer el camino y me vuelvo supuestamente su protagonista, el miope que se cree dueño de la situación pero no sabe cuál será el fin de su propia existencia.


[1]ARENDT, Hannan. ¿Qué es la política?: Introducción por Fina Birulés. pág.28. 

PS. Me encanta cuando puedo explorar en mis cursos de la universidad otras formas de contar. Esta es muestra de una de esas exploraciones en las que lo último que queda importando es la nota resultante.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Por qué Pirulín con cola?

Pirulín con cola, pirulín con cola: que dos palabritas hacen una sola. En estos días de finales, en los que todos queremos salir a vacaciones y ya se empiezan a ver los adelantados alumbrados navideños -que en Medellín comienzan desde septiembre- me detengo un momento a contarles por qué el nombre de mi blog. Una vez estaba en casa de mi prima Maria Antonia -una pequeña de cinco años- cuando ella comenzó a cantar esta canción, que en original es entonada por los niños de Cantoalegre en Un, dos, tres por mí y por todos . La sensación que me despertó fue de sorpresa y alegría, verla cantar con la energía y candidez que solo tienen los niños fue recordar aquellas épocas en las que el tiempo no pasaba, tiempos en los que el único afán era salir al parqueadero a jugar con los amiguitos o esperar en la ventana de mi casa la llegada de mi abuelita, con quien jugaba tardes sin término para después caer rendido, dormido, al lado de alguien que vigilaba nuestro sueño. La niñez es como un su...

'Desgarradura' de Piedad Bonnett

Recomiendo su antología 'Los privilegios del Olvido'. Esta foto la tomé en Otraparte el 15 de noviembre de 2011. Hace unos días estuve en Otraparte, Envigado, escuchando a Piedad Bonnett. Recientemente ganó el Premio Casa de América de Poesía Americana por su libro 'Explicaciones no pedidas'. Hoy, Generación de EL COLOMBIANO, publicó su poesía 'Desgarradura', que escribió ella para su hijo -Daniel Segura Bonnett- cuando se fue a estudiar artes a Nueva York. La reproduzco aquí, tal cual salió en Generación, en memoria de Daniel (a quien no conocí) y por ser ella una de mis poetisas favoritas. Desgarradura Otra vez sales de mí, pequeño,                                            mi sufriente. Otra vez miras todo con mirada reciente, y llenas tus pulmones con el aire gozoso. Ya no lloras. El mundo, de momento, no te duele. Todo es tibio esta vez, caricia pura, como...

La tienda de doña Esther

Aún recuerdo el cáncer que la tiró a la cama, la delgadez con que terminó sus días comparada con el bulto que comenzó a crecerle en el cuello, hasta romperle la piel. Mi madre la auxilió, la limpió y la trató con amor. La tendera del barrio, la de gafas gruesas, pelo grisáceo y palabras pronunciadas con enojo y cariño, murió postrada en una cama. Fue de las primeras en llegar al barrio, adecuó con los años y el desempleo una tienda en uno de los cuartos. Nos fiaba porque confiaba en nuestra honradez. Mi madre, cada mes, se quejaba de las 'grandes' cuentas que dejábamos allí: mucha Coca-Cola, leche y muchos chicles. Fue con ella con quien aprendí el valor del dinero y de la costumbre. Aun cuando no estaba saludaba... -Buenas doña Esther, me hace el favor y me da... Y se los apunta a mi mamá. Compré motitas de 100, bombones arco-iris, chicles de 50 (cuál de ellos más duro) y pagaba con el billete verde de 200, el amarillo con naranja de 100 y el azul, como de muerto, de...