Nos prometieron que, con apego a la constitución y a la ley, nos protegerían. Que, al ser ciudadanos, el Estado estaría allí para nosotros porque vivíamos en una Democracia. Desde el otro lado nos dijeron que había que buscar la revolución, que el cambio solo llegaría por las armas, que era necesario rebelarse ante un estado oligarca y opresor. Nos mintieron. Y nos dejaron solos con el anhelo de vivir tranquilos, amando el lugar que nos tocó en suerte al nacer, disfrutando de la familia y de los amigos, de los días de sol y de lluvia, del amor como solo se entiende entre las montañas, o en los llanos, o en las orillas de los ríos y del mar. El amor de todas sus maneras y colores, en todas sus manifestaciones y con todos los seres que nos rodean. No solo nos mintieron: nos sembraron el odio y la violencia. ¿Qué siente alguien a quien le asesinaron a su ser amado y tiene la certeza de que no encontrará justicia? ¿Qué siente aquel que ve a sus hi...
Caminar por Otros Caminos.