Así serán tus piernas. Sin apellido ni más explicaciones. Hay que vivir sin dramatismos, el exceso de afectación es falsedad y convierte la existencia en un instante aún más difícil de lo que muchas veces es. Puede que la fortuna te sonría y que sean pocas las varices que aparezcan en tus muslos, en tus gemelos o en la entrepierna; quizás el tono de tu piel te ayude y no sean más que hilos delgados que se difuminen en tu cuerpo; o que las cremas, tratamientos, inyecciones y cirugías que inventaron te ayuden para ocultarlas -nunca serán suficientes porque el tiempo es implacable, sino pregúntenle a las mujeres esclavas de sus cuerpos-. Hoy no es tu preocupación, ocupada la mente en la celulitis o estrías, en las cicatrices y picaduras, en los morados o la falta de sol. Y tienes razón, cada preocupación en su momento. Por eso, hoy, acaricia y deja que acaricien tus piernas, lúcelas tanto como quieras, gózate las faldas, shorts, o baby dolls . Lo que sea que te permita apreciarl...
Caminar por Otros Caminos.